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MÁS BARATO, MÁS DIFÍCIL

  • Jul 22
  • 3 min read

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El dilema del cannabis medicicinal en la isla ¿Quién gana en el juego de lo barato?

Estamos en una etapa de transición, tan natural como inevitable. Toda industria emergente crece, madura, tropieza, pero también aprende a levantarse. Sin embargo, para avanzar, es fundamental hacer un ejercicio de autorreconocimiento: identificar los errores y tropiezos del pasado es clave. Cuestionar aspectos propios de la logística operacional tambien es crucial.


En los últimos dos meses, las noticias más destacadas han girado en torno a las pruebas de laboratorio, la reapertura parcial de un laboratorio bajo ciertas condiciones, y recientemente, el titular: “El fin de la bonanza del cannabis medicinal” en la portada del periódico principal en el país. Un titular que ya hemos visto antes en estados como Colorado, que abrió su mercado recreacional en 2012.

Como dice el refrán: “el aleteo de una mariposa en África puede desatar un huracán en el Caribe”, reflejando que lo que sucede allá, eventualmente repercute aquí, aunque con cierto retraso. Muchos de los desafíos que hoy enfrenta la industria del cannabis en Puerto Rico ya fueron vividos hace años en otros estados. En el análisis de este nuevo tema de moda el “fin de la bonanza del cannabis” es necesario plantearse varias preguntas.


Primero: si durante años una octava de cannabis costaba 60 dólares y el costo de vida era más bajo, ¿cómo es posible que hoy esa misma octava cueste 20 dólares, mientras los costos operacionales son seis veces más altos que en 2017? Por ejemplo, una bala de tierra antes costaba 35 dólares, hoy en día eso mismo cuesta 70 dólares, y así podríamos señalar varios ejemplos. Segundo: ¿cuánto cuesta producir un gramo de cannabis en Puerto Rico, considerando, además, cuánto tiempo toma vender las libras ya producidas o si también las fían? Y tercero: ¿por cuánto tiempo más se podrá vender un gramo a precio de costo de producción o incluso por debajo antes de que sea insostenible y hacerle entender al paciente que una onza realmente no cuesta 70 dólares en Puerto Rico donde la luz es 4 veces más cara que Colorado y California tomando en consideración el precio del kilovatio?


Esta estrategia ya es conocida en estados como California, por ejemplo, donde puntos de venta pertenecientes a cadenas verticales comenzaron a vender por debajo del costo para atraer clientes únicamente por precio. Una vez los negocios independientes no pudieron sostener la pérdida de clientela, estas cadenas compraron sus establecimientos. Luego, al haber consolidado una porción significativa del mercado, comenzaron a subir los precios de manera progresiva. Es en ese punto donde el cliente, sea en California o el paciente en Puerto Rico, empieza a resentirse.


Lamentablemente, en una isla todo cuesta más y al paciente no se le puede esconder esa realidad. El cannabis no es la excepción. Es difícil generar sostenibilidad cuando los gastos operacionales son altísimos, pero al mismo tiempo pretendemos vender el producto por debajo del costo de producción. Intentar regular el precio de las libras, solo sería una balsa de rescate ante el error previo de bajar los precios para atraer más ventas en un mercado limitado, obviando el costo de producción.

Ahora bien, ¿ese control de precios debe darse en la producción o en la venta al paciente? ¿Quién realmente se beneficia del control de precios? Nos toca evaluar las viabilidades legales y económicas de esta complejidad antes de llegar a conclusiones.


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Lcdo. Gabriel Sifre

Consultor

@unamoñasinpelo

 
 
 

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