Los nuevos movimientos en el gobierno federal, acogidos por muchos con regocijo, nos obligan a reflexionar sobre otras implicaciones que pueden ser un gran reto para la industria en Puerto Rico.
La posible reclasificación del cannabis a tipo 3, pone sobre la mesa varios supuestos inciertos que se prestan para análisis. Imaginémonos, hipotéticamente, la apertura del mercado para la exportación e importación de cannabis, aunque como un medicamento controlado tipo 3.
O, imaginémonos, la eliminación por completo del cannabis como una sustancia controlada, según también se propone. Imaginémonos, entonces, que legalizan el cannabis al mismo nivel de las pastillas, el alcohol y el tabaco.
La viabilidad y permanencia de los cultivos locales podría verse amenazada si se permite la importación de cannabis más económico a Puerto Rico. Para ello, es esencial considerar los altos costos operacionales en la Isla, al analizar la viabilidad económica que supondría la importación del cannabis.
La desventaja en los tamaños de producción y en los gastos operacionales en Puerto Rico son notables, teniendo el efecto de, irónicamente, que el producto local sea más costoso para el consumidor de aquí. Lo mismo sucede en la agricultura, donde un agricultor local tiene que competir con productos importados. La importación masiva de cannabis podría agravar esta situación, poniendo en peligro la supervivencia de negocios locales y limitando las oportunidades de crecimiento económico.
Aunque la importación de cannabis podría parecer atractiva en teoría, su implementación requeriría un análisis exhaustivo de los costos y beneficios para Puerto Rico. Aunque para este supuesto falta, son discusiones que se deben tener en cuenta cuando aplaudimos cambios y propuestas que lucen favorables. Lo anterior plantea interrogantes significativas sobre su impacto en la Isla, por lo que reflexionar sobre sus posibles consecuencias es crucial.
LCDO. GABRIEL SIFRE Consultor
@UnaMoñaSinPelo
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